sábado, 24 de marzo de 2018

adoquín


A mis abuelos
Lisboa
 Invierno del 2011



Rompo
milimetricamente
 mi calma
en el traquetear del tranvía

Gambeteo
con mi bote irregular
al niño
que intenta calmar la pelota 
en una de mis cuestas infinitas

Me talla
el caminar y la bondad
diario, temprano, apresurado,
del escultor a su taller
para sacar algo de verdad
de la madera

Espero,
siempre intranquilo,
el peso de toda la ternura del mundo
capturada en el alambre
de otro hombre de pelo blanco
con toda su guerra ganada

hago equilibrios
con la pata de la silla de un café
para caer
y poder volver a mi niñez



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